El proyecto se sitúa en una parcela triangular en esquina, en la frontera donde se encuentran el casco antiguo y el barrio del faro de Palamós. Esta ubicación estratégica convierte a la esquina en una especie de bisagra que conecta dos realidades distintas: las estrechas y coloridas calles del casco antiguo y la atmósfera marinera del barrio del faro.
El objetivo principal del proyecto es resolver de manera eficiente esta esquina única. En cuanto al diseño funcional, el edificio alberga un estacionamiento situado en la planta baja y cinco apartamentos que se distribuyen con dos unidades por piso y una extra en el ático. El cumplimiento de las normativas urbanísticas fue crucial, exigiendo que la disposición de las aperturas en la fachada respetara ejes y proporciones verticales, además de que los colores exteriores reflejaran tonos terráceos u ocres.
A diferencia de proyectos con ideas preconcebidas o conceptos unificados, este proyecto nace de un constante diálogo con sus limitaciones. Las formas y el orden son resultado directo del entorno; se busca un equilibrio entre la arquitectura tradicional de la región y las formas contemporáneas. Este diálogo ocurre entre el mundo náutico y las estrechas calles del pueblo, así como entre la cotidianidad de los futuros inquilinos y la inmensidad del horizonte marino, que siempre está presente como telón de fondo.
Este enfoque se traduce en una solución arquitectónica que sintetiza el entorno existente mientras ofrece una perspectiva modernizada, considerando tanto la historia del lugar como las necesidades actuales de sus futuros habitantes.