La Era Espacial celebra su centenario con una reemergencia de estilos que fusionan lo retro con lo futurista. Hace 101 años, Edwin Hubble sorprendió al mundo con el descubrimiento de que la nebulosa de Andrómeda estaba fuera de nuestra galaxia. Este hallazgo, junto con teorías revolucionarias como la relatividad de Einstein y la expansión del universo propuesta por Georges Lemaître, hizo que la humanidad alzara la mirada hacia el cielo, enfrentándose a lo infinito y desconocido. Así, el espacio se convirtió en un nuevo horizonte por explorar.
El 30 de mayo de 1955, Estados Unidos anunció el lanzamiento del primer satélite artificial, intensificando aún más el interés por el espacio. Poco después, en octubre de 1957, la Unión Soviética lanzó el Sputnik 1. Su diseño —simple, redondo y adornado con antenas— capturó la imaginación de artistas y diseñadores, marcando el inicio del estilo de la Era Espacial. En 1957, la exposición Interbau en Berlín se centró en la reconstrucción arquitectónica posguerra con diseños que parecían sacados de un futuro utópico.
Poul Henningsen, contemporáneo de Arne Jacobsen, diseñó lámparas como la PH 5 y PH Artichoke, que evocan imágenes de satélites o naves espaciales. En los años siguientes, el diseño de muebles curvados y aerodinámicos ganó popularidad, reflejado en la estética de series televisivas como Star Trek. Durante estos años, la arquitectura también evolucionó, como se ve en la Terminal 5 del aeropuerto JFK de Eero Saarinen y en las casas diseñadas por Matti Suuronen y Jean-Benjamin Maneval, que buscaban imitar la estética y el material de las naves espaciales.
En España, José Miguel de Prada Poole destacó con su enfoque futurista, mientras que en Berlín, la modelo Stephanie Giesinger combina muebles de la Era Espacial con piezas contemporáneas en su hogar, mostrando que lo nuevo y lo viejo pueden coexistir con armonía. Aunque la solemnidad de los años 50 ha cedido, el estilo sigue aportando un toque de color y fantasía a los interiores modernos.
Un ejemplo actual es la transformación de una cabaña en Johannesburgo en una mansión con influencias de la Era Espacial y diseño mid-century. Esta vivienda, ubicada en una colina, mantiene elementos originales, como una chimenea adornada con bajorrelieves de hormigón y ventanales que integran un patio interior. Así, el futuro y el pasado se entrelazan, creando espacios que parecen sacados de películas de ciencia ficción. Este estilo simboliza un mundo de posibilidades, donde el diseño intenta alcanzar incluso el cielo.