Una pareja que ha viajado por diferentes ciudades de Europa decide volver a Sabadell. Eligieron la ciudad natal del padre para que sus dos hijos disfruten de sus años de infancia. Quieren residir en el centro, sin necesidad de depender del auto, y poder disfrutar de paseos y hacer compras en el mercado local. Prefieren la vida de barrio sobre tener un gran jardín en una urbanización alejada.
"Optamos por derribar un edificio irreversible en una calle peatonal del casco antiguo. A diferencia de los ensanches, las parcelas en esta zona son anchas pero poco profundas (específicamente, de 5,35 x 16,50 m) y los interiores de manzana están densamente edificados. La decisión clave fue ubicar el patio en el medio de la parcela en lugar de en el fondo. Esto permite obtener una fachada adicional para ventilación e iluminación, y asegura la privacidad respecto a los vecinos. Todas las estancias de la casa, distribuidas en dos volúmenes, se orientan hacia este espacio central, que se convierte en el corazón de la casa."
"Diseñamos la escalera en el patio, concibiéndolo como un espacio intermedio. Un espacio exterior protegido de la lluvia por pasarelas y cierres móviles de policarbonato que también ayudan térmicamente. El programa funcional se distribuye en cuatro cajas habitables, dos en cada volumen construidas en dos plantas. En la planta baja, la cocina-comedor se separa de la calle mediante un recibidor con aparcamiento para bicicletas y un aseo de cortesía. El estar se conecta a través del patio. En el primer piso, la habitación de las hijas y el estudio se encuentran a un lado, y la habitación de la pareja con el baño al otro. El patio, como una estancia más sin techo, está siempre presente, abierto al cielo, las nubes y el sol. El segundo piso se ha preparado para futuras ampliaciones, pero actualmente se utilizan dos grandes terrazas como solarium."
"Aplicamos una estrategia bioclimática sencilla. Las dos partes de la casa funcionan como unidades independientes, compactas y bien aisladas, sectorizadas por plantas. Esto resulta en cuatro espacios con un volumen de aire reducido y una demanda mínima de climatización. En verano, el patio asegura una brisa constante que refresca el edificio, mientras que las persianas alicantinas de madera protegen del sol y las plantas trepadoras ayudan a regular la temperatura. En invierno, la galería elevándose hasta el segundo piso actúa como captador solar, distribuyendo el aire precalentado. Para condiciones de extrema temperatura, la instalación de aerotermia de baja potencia es suficiente."
"Utilizamos una estructura tradicional de muros de carga y forjados unidireccionales con viguetas prefabricadas. Construimos con ladrillos estructurales del Segrià, creando fachadas de doble hoja con aislamiento y cámara ventilada en el interior. Este sistema permite un acabado exterior de obra vista y un interior pintado. Los techos enyesados, el pavimento de hormigón continuo en la planta baja y el parqué en la primera planta definen el interiorismo. La escalera y pasarelas se construyen con perfiles metálicos y tablones de pino cuperizado. La crudeza de los materiales sin revestimientos se equilibra con elementos coloridos como las ventanas verdes, los muebles de cocina y baños en tonos pastel-menta, y el mobiliario que combina madera natural con colores vivos (amarillo, rojo y naranja)."
"En ocasiones, necesitamos recordar que "lo esencial es invisible a los ojos". Al vivir fuera, la familia entendió que querían una casa que reflejara sus valores vitales. Este es su verdadero lujo, y este proyecto se convierte en su nuevo hogar."
103RAV por Vallribera Arquitectes. Fotografía por José Hevia.