En este dúplex, el espacio destinado a la vida familiar se distribuye de manera generosa en la planta baja, proporcionando una sensación de apertura y fluidez. Los paneles de vidrio autoportantes actúan como verdaderas linternas arquitectónicas, generando capas de luz que inundan el salón. Esta luz, suave y efímera, establece un diálogo visual continuo entre la cocina y el salón, conviertiendo cada instante de la vida cotidiana en una experiencia llena de luz y armonía.
La escalera, anteriormente dividida por paredes, se transforma ahora en un vínculo entre las plantas, inundada de luz gracias al uso de materiales como UGlass. Esta selección favorece la circulación interna y permite que la luz penetre hasta el corazón del dúplex, mientras mantiene la privacidad de sus ocupantes gracias a su efecto translúcido.
En el nivel del jardín, las oficinas, que sirven como verdaderos refugios, se abren hacia un entorno verde, facilitando una conexión directa con la naturaleza que las rodea. Los parterres, diseñados meticulosamente, evocan la esencia de un patio tradicional e invitan a la familia a disfrutar y relajarse al aire libre. Este diseño paisajístico no solo es estético; crea un espacio de tranquilidad donde los residentes pueden desconectar del bullicio de São Paulo y reconectar con una forma de vida más sencilla.
Cada componente de este jardín ha sido concebido para equilibrar el bienestar de sus ocupantes con la armonía del entorno. Este proyecto expone cómo la arquitectura puede servir como catalizador para la vida familiar, integrando luz, naturaleza y comunidad. En resumen, el espacio se convierte en un lugar donde la vida puede florecer en completa serenidad.