La Casa Roja – también conocida como Red House – es una obra arquitectónica creada para transmitir la esencia de su entorno, la zona residencial de Bahías de Huatulco en Oaxaca, cercana a la costa occidental de México. El color distintivo de sus muros de concreto pigmentado, que le da su nombre, rinde homenaje a los tonos cálidos y rojizos de las cerámicas tradicionales de la región. El arquitecto detrás de esta obra, Ángel García, quiso plasmar a través de su diseño la "identidad del lugar".
"[Casa Roja fue] concebida como un elemento de exploración y búsqueda de una identidad arquitectónica que reinterpreta los recuerdos y rutinas de la familia que allí vive. Integra los objetos, muebles y artesanías adquiridos con el tiempo; y expresa la identidad del lugar con el uso de materiales de construcción locales como ladrillos de barro, herrería y persianas," escribe García en la declaración del proyecto.
Lograr esto podría haber sido complicado debido al emplazamiento específico del proyecto, ubicado sin vistas al mar y rodeado por cuatro propiedades más y una calle transitada. Sin dejarse intimidar, García se arremangó y trabajó en una composición de espacios que tejen intrincadas relaciones entre el interior y el exterior en el diseño de la casa.
Tres árboles preexistentes en el lugar – un alejo (Piscidia carthagenensis), un joven guayacán de flores moradas (Guaiacum coulteri) y un cuahulote (Guazuma ulmifolia) – ayudaron a definir las áreas conectadas al exterior, las cuales adicionalmente salpicó con maceteros y elementos de agua.
Entre los patios y el follaje dentro del complejo, vivir en la Casa Roja se siente abierto y aireado, profundamente conectado con el exterior. Sin embargo, al mismo tiempo, la vegetación y la orientación de los volúmenes aseguran la privacidad de los residentes: una pareja, su hijo mayor y sus invitados ocasionales, cada uno con su propia ‘ala’ discreta.
El resultado puede parecer bellamente minimalista y magistralmente equilibrado. El arquitecto, no obstante, señala que esto no fue una intención, sino más bien un subproducto de sus profundos estudios específicos del sitio. García explica: "La casa busca complejidad, tradición artesanal, la exploración de curvas, los caminos del laberinto, el collage de texturas y materiales naturales, la superposición de capas, el capricho de la vegetación, la modulación de la luz natural y, sobre todo, intenta reflejar la calidez del hogar, la domesticidad y la identidad particular de la familia que vive allí."