“¿No has observado al pasear esta ciudad que de entre los edificios que la pueblan algunos son mudos, que otros hablan, y que otros, en fin, los más raros, cantan?”
Nuestro objetivo es diseñar edificios que no sean indiferentes a quienes habitan la ciudad o transitan por ella, sino que dejen una huella positiva en el espacio urbano. Queremos evitar, sin embargo, construir estructuras que resulten estridentes o molestas, fenómeno tristemente común en la arquitectura contemporánea.
Este proyecto consta de un complejo de 12 viviendas situado en un terreno triangular del barrio de Núñez. Se integra por dos parcelas que dan frente a dos calles perpendiculares (11 de Septiembre y Paroissien), conectadas por un corazón de manzana. Las unidades habitacionales están diseñadas especialmente para las familias destinatarias, ofreciendo verdaderas casas en altura. La planta baja alberga el hall de entrada y las cocheras, mientras que las cubiertas superiores son utilizadas por las unidades del último nivel.
El edificio presenta un volumen continuo que genera una fachada hacia la calle 11 de Septiembre, envuelve el patio interior y se extiende hacia el corazón de la manzana apoyándose en la medianera, descendiendo escalonadamente hacia el fondo del lote. En el terreno menor sobre la calle Paroissien, el volumen construido completa el tejido urbano y del pulmón interior.
El patio interior alberga el núcleo vertical y los accesos a las unidades mediante pasarelas abiertas, permitiendo así la ventilación cruzada de los espacios interiores.
Hacia el pulmón interior, la arquitectura se despliega en terrazas en cascada, creando un espacio colectivo de alta calidad ambiental, dominado por áreas verdes. En el primer piso se encuentran las áreas comunes, incluyendo un salón de reuniones, piscina y solárium, actuando como el centro social del conjunto.
Las estructuras del edificio están formadas por losas con siluetas cambiantes que crean vacíos, puentes y dobles alturas, dinamizando el espacio. Un sistema de jardineras de hormigón, dispuestas de manera diversa, emerge del edificio en varias direcciones, generando una superficie erizada. La vegetación, incorporada como un material arquitectónico más, coloniza las expansiones y terrazas ajardinadas, aportando color, fragancia y movimiento que equilibran la rigidez de las formas. La vegetación nativa atrae fauna, transformando el edificio en un oasis urbano.
El cuerpo principal en la calle 11 de Septiembre está perforado en su área central, donde se encuentra el hall de doble altura, ofreciendo permeabilidad al conjunto.
La estructura del edificio es de hormigón armado, con tabiques de hormigón visto en los patios y revestimientos de cemento negro en las fachadas. La combinación del hormigón y el cemento negro contrasta con la exuberante vegetación incorporada en jardineras y terrazas. En la base del edificio se utiliza madera, un material cálido que acompaña el recorrido de los transeúntes por la vereda.
Con esta propuesta, buscamos concebir espacios que no solo hablen sino que "canten", aspirando a dejar una huella positiva y duradera en el paisaje urbano.