El conjunto arquitectónico está compuesto por tres edificaciones y una plaza para eventos, las cuales están conectadas mediante caminos peatonales y áreas verdes. Alberga un conjunto de servicios que incluye baños, una tienda y una bodega, junto con un restaurante y el edificio principal de la vinícola, que cuenta con un área de catas y una cava subterránea.
Las estructuras se distribuyen siguiendo formas diagonales que crean puntos focales y límites, pero también generan vistas abiertas y direccionamientos hacia paisajes contrapuestos: por un lado, se tiene el lago, las plantaciones de vides y un fondo de Eucaliptos; por el otro, las vides se extienden hasta llegar a la silueta del Cerro del Muerto.
Los edificios están delimitados por muros de tierra-cemento que se disponen de forma suelta, creando figuras independientes, en escuadra o formando una "C". Estas estructuras son completadas con marcos de metal ligero y láminas, replicando estilos constructivos típicos de las áreas rurales.
El espacio que queda entre los muros de los edificios y la plaza es adornado con vegetación desértica, que incluye cactáceas, matorrales, olivos, y también gravilla y muretes bajos de piedra que actúan como asientos o contenciones para niveles escalonados. Cerca del lago, estos elementos se alinean paralelamente, haciéndose eco de la disposición de las vides.
Al llegar, los visitantes son recibidos por una formación de muros que destacan una fila de cactáceas, marcando el camino hacia la plaza central. El primer edificio alberga los sanitarios, donde dos grandes aberturas en la fachada indican las entradas diferenciadas. Dentro, un patio central con cactáceas dirige hacia áreas de espera. Los baños están divididos por techos y separaciones de lámina y madera, y destacan lavamanos alineados sobre una barra de metal, ofreciendo privacidad mediante un bajo muro en forma de "T".
La vinícola se presenta al final de la plaza, cerrándola con un muro imponente de cuarenta y siete metros de largo por cinco de alto, donde una estrecha apertura señala el ingreso. Dentro, un patio da la bienvenida y desde ahí se puede acceder a la sala de producción o al área de catas. La primera se cubre con un techo en forma de "diente de sierra", con ventanas que aprovechan la luz norte. El espacio de catas está limitado por muros en sus extremos norte y sur, mientras que las fachadas con puertas pivotantes extienden el patio hacia un deck con vistas al lago. El interior se acentúa con suelos de durmientes de tren y techos de madera, ofreciendo un ambiente acogedor con solo unos pocos elementos, como un armario, dos barras y un cilindro metálico que esconde una escalera de caracol hacia la cava.
Bajo tierra, un corredor sinuoso lleva a una atmósfera controlada ideal para la maduración y degustación del vino. Aquí, columnas robustas sostienen el techo de concreto y vigas de acero, manteniendo libres los laterales de tierra. El ambiente se completa con una bodega de botellas, piedras humectadas, una barra de degustación y barricas sobre un piso de grava, creando el entorno perfecto para apreciar el vino.
Fotografía por el estudio de César Béjar.